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Un emprendedor social es una persona que persigue aplicaciones novedosas que tienen el potencial de resolver problemas de la comunidad. Estos individuos están dispuestos a asumir el riesgo y el esfuerzo de crear cambios positivos en la sociedad a través de sus iniciativas. Los emprendedores sociales pueden creer que esta práctica es una forma de conectar con el propósito de su vida, ayudar a otros a encontrar el suyo y marcar la diferencia en el mundo (todo ello mientras se ganan la vida).
El uso generalizado de prácticas éticas -como la inversión de impacto, el consumo consciente y los programas de responsabilidad social corporativa- facilita el éxito de los emprendedores sociales.
DATOS IMPORTANTES
Un emprendedor social está interesado en poner en marcha un negocio para lograr un mayor bien social y no sólo para obtener beneficios.
Los emprendedores sociales pueden tratar de fabricar productos respetuosos con el medio ambiente, servir a una comunidad desatendida o centrarse en actividades filantrópicas.
El emprendimiento social es una tendencia creciente, junto con la inversión socialmente responsable (ISR) y la inversión medioambiental, social y de gobernanza (ASG).
Aunque la mayoría de los emprendedores están motivados por la posibilidad de obtener beneficios, el afán de lucro no impide que el emprendedor común tenga un impacto positivo en la sociedad. En su libro "La riqueza de las naciones", el economista Adam Smith explicaba: "No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero de quien esperamos nuestra cena, sino de su consideración de su propio interés". Smith creía que cuando los individuos perseguían su propio interés, se guiaban hacia decisiones que beneficiaban a los demás. El panadero, por ejemplo, quiere ganarse la vida para mantener a su familia. Para lograrlo, produce un producto -pan- que alimenta y nutre a cientos de personas.
Un ejemplo de emprendimiento social son las instituciones de microfinanciación. Estas instituciones prestan servicios bancarios a personas o grupos desempleados o con bajos ingresos que, de otro modo, no tendrían acceso a los servicios financieros. Otros ejemplos de emprendimiento social son los programas educativos, la prestación de servicios bancarios en zonas desatendidas y la ayuda a los niños huérfanos por enfermedades epidémicas. Todos estos esfuerzos pretenden abordar las necesidades insatisfechas dentro de las comunidades que han sido pasadas por alto o no han tenido acceso a los servicios, productos o elementos básicos disponibles en las comunidades más desarrolladas.
Un emprendedor social también puede tratar de abordar los desequilibrios en dicha disponibilidad, las causas profundas de dichos problemas sociales o el estigma social asociado a ser residente de dichas comunidades. El objetivo principal de un empresario social no es obtener beneficios. Más bien, un emprendedor social busca implementar mejoras generalizadas en la sociedad. Sin embargo, un emprendedor social debe tener conocimientos financieros para tener éxito en su causa.
El emprendimiento social está relacionado con la inversión socialmente responsable (ISR) y la inversión medioambiental, social y de gobernanza (ASG). La ISR es la práctica de invertir dinero en empresas y fondos que tienen un impacto social positivo. La ISR también ha crecido en popularidad en los últimos años. Los inversores socialmente responsables suelen evitar las inversiones en empresas que producen o venden sustancias adictivas (como el alcohol, el juego y el tabaco). También pueden buscar empresas que estén comprometidas con la justicia social, la sostenibilidad medioambiental y los esfuerzos de energía alternativa/tecnología limpia.
Los inversores con conciencia social examinan las posibles nuevas inversiones según criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Este conjunto de normas tiene en cuenta cómo actúa una empresa como administradora de la naturaleza, cómo gestiona las relaciones con los empleados, los proveedores, los clientes y las comunidades en las que opera, y cómo trata a sus dirigentes, compensa a sus ejecutivos y aborda las auditorías, los controles internos y los derechos de los accionistas.
La introducción de servicios de agua dulce mediante la construcción de nuevos pozos es otro ejemplo de emprendimiento social. Un empresario social puede tener el objetivo de proporcionar acceso a comunidades que carecen de servicios públicos estables propios.
En la era moderna, el emprendimiento social se combina a menudo con activos tecnológicos: por ejemplo, llevar la conectividad a Internet de alta velocidad a comunidades remotas para que los niños en edad escolar tengan más acceso a los recursos de información y conocimiento.
El desarrollo de aplicaciones móviles que respondan a las necesidades de una comunidad concreta es otra forma de expresión del emprendimiento social. Esto puede incluir la posibilidad de que los individuos alerten a las administraciones de sus ciudades sobre problemas como la rotura de la red de agua, la caída de las líneas eléctricas o los patrones de accidentes de tráfico repetidos. También hay aplicaciones creadas para denunciar infracciones cometidas por los funcionarios de la ciudad o incluso por las fuerzas del orden que pueden ayudar a dar voz a la comunidad a través de la tecnología.